NUEVA
YORK._ La dominicana Providencia Paredes, quien murió el miércoles de la semana
pasada, fue asistenta especial, confidente, mucama y también le enseñó a hablar las primeras
palabras en español a Jacqueline Kennedy, entonces Primera Dama de los Estados.
La
dominicana murió a los 90 años de edad en Washington DC, confirmó su hijo
Gustavo Paredes a medios anglófonos.
El
hijo dijo que su madre falleció a los 90 años de edad por complicaciones de
salud y recordó que fue la primera persona de origen latino en trabajar en la
Casa Blanca.
La
dominicana, a quien el presidente
Kennedy, le gestionó varias visas de inmigrantes para sus hijos y otros
parientes, se ganó la confianza a tal nivel de la Primera Dama, que se
convirtió con los años en su confidente más cercana.
Pocos
minutos después de que el presidente John F. Kennedy fuera asesinado, una de
las primeras llamadas la recibió la señora Paredes, en la que Jacqueline le
decía que necesitaba un traje nuevo de inmediato, porque el que llevaba puesto,
estaba manchado con la sangre del mandatario demócrata.
También
le pidió ayudar con el ataúd con el cuerpo sin vida del presidente, para que le
diera asistencia al vicepresidente George Thomas, cuando el cadáver llegara.
Antes
de morir, Paredes, concedió una entrevista el jueves 22 de noviembre del 2013 a
la cadena Fox News en español, en la que relataba los momentos del asesinato de
Kennedy.
"Tengo
un traje azul y se lo envié a ella de inmediato," dijo Paredes en español
en la entrevista con Fox News Latino. "Acababa de enterarme sobre lo que pasó con el presidente".
Paredes,
quien vivía en la Casa Blanca, mantenía un registro meticuloso de las citas, los
miles de trajes, llamadas telefónicas y la correspondencia postal de la señora
Kennedy.
La
dominicana que emigró de su país como una mujer joven, le hablaba en español
cuando la Primera Dama, que no hablaba con fluidez el idioma, tenía un discurso
en una comunidad latina o en algún país de América Latina y quería practicar
ese idioma.
Paredes
viajó con la Primera Dama en numerosos viajes oficiales y personales.
Pero
ella no pudo acompañar al presidente y su esposa a Dallas, donde fue asesinado,
debido a una obligación familiar.
"Fue
raro, porque me llevaron por todo el país y el mundo", dijo Paredes en la
entrevista.
Kennedy
llamó a Paredes antes del viaje a Dallas, pidiéndole asegurarse de que la
Primera Dama tendría un traje suficientemente claro para el clima cálido de la ciudad. El
resultado fue el vestido rosado.
Paredes
fue una confidente, con la que Jacqueline Kennedy se desahogaba y lloraba en sus brazos, cuando
tenía problemas con el esposo o frustraciones con algunos problemas propios de
su ejercicio.
En
una conversación intensamente privada, la Primera Dama dejó que sus lágrimas
corrieran en una conversación con Paredes después de que ella regresó a la Casa
Blanca a las 4:30 de la madrugada.
"Entramos
en una habitación, sólo ella y yo, y ella se vino abajo", dijo Paredes.
"Me dijo: que ellos pudieron haberme matado también”.
Añadió
Paredes que la señora Kennedy tenía
mucho miedo.
Parte
de su trabajo era dar el apoyo y
confortar a la Primera Dama de los Estados Unidos.
"Ella
siempre confió en mí, siempre estábamos juntas", dijo Paredes.
Justo
antes de la conversación con Kennedy, Paredes había caminado alrededor de la
Casa Blanca con la Primera Dama y su hermana, Lee Radziwill.
Al
repasar la secuencia de los acontecimientos en torno a una tragedia que desafió
todos los análisis, Radziwell en un momento dijo, según Paredes, "Tal vez
si hubieras estado en este viaje, no habría ocurrido."
"Yo
no supe muy bien qué decir", dijo Paredes. "Le dije que de todos
modos habría sucedido, estando yo allí o no, fue el destino”.
Paredes
dijo que en los últimos años de su vida había realizado numerosas visitas a las
tumbas del presidente Kennedy y de la Primera Dama, quien instruyó en su
testamento que a su asistenta y buena amiga recibiera $ 50.000 dólares de su
fortuna, una suma considerable en esa época.
Paredes
comenzó a trabajar para el presidente Kennedy cuando él era soltero y senador
de Estados Unidos.
Ella
era una residente permanente legal cuando lo conoció, y se convirtió en
ciudadana de Estados Unidos poco después.
La
ayudó a traer algunos familiares desde la República Dominicana.
"Él
y Jacqueline siempre fueron muy buenos conmigo, mis hijos y toda la
familia", dijo Paredes.
"Cada
vez que viajé con ellos, se aseguraba de que no hubieran actividades para mis
hijos.", relató la dominicana en la entrevista.
Gustavo,
el más joven de los hijos de Paredes, creció con John Kennedy Junior y ambos estaban en edades contemporáneas.
"El
presidente y la Primera Dama fueron siempre muy generosos y amables
conmigo", dijo Gustavo Paredes, ahora de 54 años. "Ellos siempre me
hicieron sentir parte de la familia. Ellos me invitaban a cada almuerzo y cena en
los que participaban. Nunca hubo ningún tipo de distinción”.
Jacqueline
Kennedy pidió Paredes a seguir trabajando con ella después de que salió de
Washington DC y se trasladó a la ciudad de Nueva York.
Paredes
trabajó por cerca de un año, hasta que la señora Kennedy terminó de armar un
nuevo personal.
Paredes
volvió a Washington DC para reunirse con sus dos hijos y su madre.
Luego
trabajó para el hermano del presidente, el senador Robert Kennedy, que viajaba
con él en 1968, cuando estaba en Los Angeles en la campaña por la presidencia.
Ella
estaba en su habitación en el hotel “Ambassador”, cuando recibió una llamada
inquietantemente similar a la que le hicieron sobre la muerte del presidente
Kennedy.
"Me
estaba vistiendo, lista para bajar, cuando me dieron la noticia," dijo
ella. “Le habían disparado”.
Hasta
el día de su muerte, Paredes mantuvo lazos con el clan Kennedy, asistiéndolos en
diversos asuntos. Su hijo Gustavo pasó muchos veranos saliendo con John Junior
en Nueva York, y se deleitaban en la búsqueda de formas creativas para esquivar
los paparazis.
Providencia
Paredes aseguraba que nunca había
logrado superar del todo, los oscuros días después del asesinato del presidente
Kennedy.
"Eran
tan cálidos, entregándose a la gente", dijo de los Kennedy. "Son muy
filantrópicos. Es verdaderamente triste que se vean afectados por tanta
tragedia y la desgracia. Es simplemente inexplicable”, decía la dominicana.....Seguuir Leyendo laverdadnosenegocia
No comments:
Post a Comment