Rudolf Herzberg se apartó de la fila. Disimulando sacó ropa de una
maleta y, con una piedra, hizo un hoyo en su fondo, tapó la boca a su
hijo de quince meses, y lo pasó como equipaje para subirlo al barco que
anclaría en Sosúa, norte dominicano....Seguir leyendo diariolibre
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