Nueva York – La tarde del 21 de octubre de 1985, Francisca Santana contemplaba feliz a Marlene, su hija de apenas tres días de nacida, a través de una vitrina del cuarto de bebés del hospital Brookdale de Brooklyn. En un momento, una desconocida le susurro que la suya era “la más tranquila y bella del pabellón de bebés”....Seguir Leyendo eldiariony
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