Muchos creen que Cantinflas fue el mejor actor de
comedia de la historia de México. Pero Mario Fortino Alfonso Moreno
Reyes, su nombre verdadero, era una persona radicalmente distinta.
Su personaje, un simpático joven con un trozo de
tela al hombro a la que llamaba gabardina, con el pantalón ceñido por
un cordón diez centímetros debajo de la cintura, sombrero gastado y con
una forma peculiar de hablar sin decir nada, hacía reír a todos quienes
lo veían en la pantalla.Ahora que en México se estrena la primera película sobre la vida del actor, algunos recuerdan esa parte poco conocida del actor.
Contrastes
La escritora Guadalupe Loaeza asegura que Cantinflas y Mario Moreno eran dos personas en una, que vivían en permanente contradicción.Sin embargo otros tienen una visión muy distinta del personaje. Quienes trabajaron con él en el inicio de su carrera dicen, por ejemplo, que repartió entre lustrabotas y vendedores de periódicos su primer sueldo ganado en un teatro formal, el Garibaldi.
Y algunos más recuerdan que durante décadas, en las elecciones presidenciales, miles de personas votaron por Cantinflas como su candidato, aunque el actor nunca participó abiertamente en política.
Sus simpatizantes escribían su nombre en la papeleta electoral. Esos votos fueron anulados pero son una muestra de la confianza y simpatía popular que existe en México por el artista.
El detalle
Mario Moreno fue boxeador, bailarín, mesero y hasta se enroló en el Ejército durante un tiempo, hasta que descubrieron que había mentido sobre su edad para enlistarse.Entonces nació el personaje. Cantinflas inició su carrera en la década de los años 30 como actor cómico en teatros ambulantes conocidos como carpas, en Ciudad de México.
Pero la historia cambió cuatro años después. Su tercer filme, Ahí está el Detalle, se convirtió en un éxito de taquilla y al mismo tiempo marcó la carrera de Cantinflas.
La frase que dio nombre a la película le acompañó en el resto de su filmografía, e incluso en 1956 ganó el premio Globo de Oro con la cinta La Vuelta al Mundo en 80 Días.
En su carrera grabó unas 50 piezas en México y Estados Unidos, la mayoría de ellas, 39, fueron realizadas por su empresa productora Posa Films.
Desde 1993, cuando murió el actor, su hijo adoptivo Mario Moreno Ivanova y su primo, Eduardo Moreno Laparade, sostienen un juicio por los derechos y regalías de estos 39 filmes.
Poder y fortuna
En algunas de sus conversaciones con periodistas Mario Moreno se refería a Cantinflas como otra persona. Y así fue en la vida real, coinciden sus críticos.En la revista Eme Equis el periodista Luis Guillermo Hernández recordó, por ejemplo, que el actor fue consejero del presidente Gustavo Díaz Ordaz, uno de los mandatarios más polémicos del país pues en su gobierno ocurrió la matanza de estudiantes del 2 de octubre de 1968.
Ahí está el Detalle es una de las mejores películas de Cantinflas (foto AFP) |
"Su fama pública, su prestigio, pero sobre todo el amor que le tiene la mayoría de la población a su personaje, le permiten tener derecho de picaporte con presidentes, diplomáticos, funcionarios, dignatarios de otros países", escribe Hernández.
"Esa influencia, ese poder político y social, entonces, ha de ser usado por Mario Moreno para su beneficio particular, como han de documentar los espías del propio gobierno", subraya el periodista.
Algo que se tradujo en grandes fortunas, añade la escritora Loaeza, y que agudizó la contradicción de su vida:
Por un lado, en el cine representaba a una persona pobre con poca educación y dinero, pero fuera de las filmaciones vivía con gran lujo.
"Su Cantinflas"
En el cine también hubo dos Cantinflas, asegura Guadalupe Loaeza:Las películas que filmó en blanco y negro mostraron a un personaje de barrio pícaro y simpático, que con la llegada de los filmes en color se transformó en otro que solía dar lecciones de moral.
A veces sus diálogos coincidían con las políticas del gobierno en turno. "Se volvió muy institucional, en sus películas mandaba mensajes políticos. Ya no era el cómico del pueblo", insiste la escritora.
Pero esto no se notó el 20 de abril de 1993 cuando se rindió un homenaje al actor en el Palacio de Bellas Artes, el principal recinto cultural del país.
¿Realmente importa la parte desagradable del personaje? "Los mexicanos no la quieren conocer, hay una cierta negación", responde Guadalupe Loaeza.
"Quieren conservar a su Cantinflas, parecía muy cercano al pueblo y no se quieren desilusionar".
FUENTE:
www.bbc.co.uk/mundo
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