2.17.2015

Seis consejos para manejar la ira

Si tu reacción a cada molestia es que se te vuelan los cascos, el problema lo tienes tú.


No tenemos control de todo, pero sí de cómo reaccionamos a ello y si tu reacción a cada molestia es que se te vuelan los cascos, el problema lo tienes tú.
El mundo no se adapta a nosotros, pero hay que reconocer que hay agravantes: el tapón matutino, los “revoluces” en el trabajo, ese cliente que no paga, los malcria’os en la calle, el cheque que no dura, las malas notas del nene… poco a poco, la gota le va dando al cántaro y llega un momento que se puede sentir que vamos a estallar como volcán, pero puede evitarse.
La Asociación Psicológica Americana explica que el enojo va “desde una irritación leve hasta una furia e ira intensa”. ¿En cuál punto te ubicas y, sobre todo, cómo puedes apagar la mecha? Es importante reconocer cuando perdemos el control porque no solo tiene impacto en los que nos rodean, sino hasta en nuestra salud, provocando presión arterial alta, palpitaciones, sudoración y dolor de cabeza, entre otros síntomas.
¿Sientes ganas de gritar como desquiciado? Detente y mira estos consejos que ofrece la Clínica Mayo para que puedas recobrar la calma y reaccionar con cordura ante los retos de cada día.
1. No dispares de la baqueta. Tienes derecho a sentirte molesto, pero antes de abrir la boca a soltar sapos y culebras, espera a que se te pase un poco la rabia. Lo que digas en enojo podría ser causa de arrepentimiento.
2. Retírate y respira. Determina qué te molesta de determinada persona o situación antes de reaccionar. Puede ser que sea un asunto del momento y no valga la pena darle más cuerda, pero si tienes que abordarlo hazlo sosegadamente.
3. Sácatelo de encima. Hacer ejercicio vigoroso te podría ayudar a liberar la rabia. Nadar, correr, hacer aeróbicos o boxeo son buenas alternativas. Ojo, antes de lanzarte a correr un 5K verifica si tu salud puede resistirlo.
4. No le des mil vueltas. Masticar la rabia toda la noche no te va a llevar a ninguna parte –excepto a robarte el sueño y hacer que te sientas peor al día siguiente-. Si tiene solución, resuélvelo y, si no la tiene, déjalo ir.
5. No eches culpas. Aunque el otro haya sido el causante de tu ira, olvídate de las frases que empiezan con “porque tú…”, ya que ponen a la otra persona a la defensiva.  Es mejor que expreses cómo te afecta la situación, en oraciones cortas y claras.
6. Busca ayuda. Si encuentras que te prendes por cualquier cosa o ya no tienes herramientas para manejar la ira, consulta con un terapeuta, un psicólogo o psiquiatra ya que es posible que necesites clases de manejo de ira.
Explotar puede liberarte en el momento pero, a la larga, empezarás a sentir culpas –o alejarás a quienes quieres o estimas-. Piensa, respira y actúa… pero con respeto y consideración, predicando con el ejemplo. ....Leer Más primerahora

 

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