NUEVA YORK._ La Junta de Libertad Condicional de Nueva
York, le negó una petición al cubano “marielito” Julio González, quien el 25 de
marzo de 1990, le prendió fuego con gasolina a la discoteca “Happy Land” en El
Bronx, matando a 87 parroquianos, entre los que se encontraban numerosos
dominicanos.
Las autoridades dijeron en el momento que González, estaba
celoso con la novia que trabajaba en el establecimiento, y que había roto las
relaciones con él, por lo que el hombre, decidió cobrárselas con todos los que
estaban dentro de la discoteca.
La mayoría de muertos eran garífunas hondureños y de
otros países de Centro y Suramérica.
González, pidió ser dejado en libertad condicional,
mientras cumple 87 cadenas consecutivas, una por cada una de las víctimas, pero
su primer intento después de un cuarto de siglo en la cárcel, fracasó.
El reo, quien llegó a Estados Unidos por Miami en el
barco “El Mariel” procedente de Cuba, mediante un acuerdo entre los
presidentes Fidel Castro y Bill Clinton,
fue declarado culpable de 174 cargos de asesinato, después de haber quemado la
discoteca.
“El señor González no podría volver a vivir en
libertad sin volver a cometer crímenes horrendos y su liberación no es
compatible con el bienestar de la sociedad”, dictaminaron los miembros de la
junta.
González, de 60 años de edad actualmente, compró
gasolina en una estación cercana a la discoteca, luego de una discusión con
Lydia Feliciano, su novia en aquel entonces.
Ella era la taquillera del negocio y él regresó con el
embase, después de pagar $1 dólar por el combustible, que derramó por debajo de
la puerta de la discoteca, tras ser expulsado por un portero y encendió la
gasolina con dos fósforos.
La señora Feliciano, fue una de las seis personas que
lograron escapar de las llamas, salvándose milagrosamente de la masacre.
Cuando fue interrogado por la policía él dijo que “el
diablo me ordenó que quemara a todo el mundo”. Intentó suicidarse y fue puesto
en una celda especial de vigilancia en la cárcel de Rikers Island, hasta ser
procesado en la corte.
“La ira estaba con el hombre que dejé atrás”, le dijo
a los miembros de la junta en una video conferencia desde la cárcel, situada en
el suburbio de Dannemora en Nueva York.
“En ese momento, yo no estaba pensando en lo que
estaba haciendo”, añadía el cubano. “En relación a la discoteca, no sabía
cuántas personas estaban adentro. Cuando llegué vi a pocos bailando y bebiendo,
pero la discoteca tenía dos plantas y yo no lo sabía”, relató.
El propietario de “Happy Land”, había sido multado
numerosas veces por violación a los códigos de los bomberos y edificios y no
tenía puertas de salida de emergencia.
Los investigadores creyeron que se produjo una
estampida entre los asistentes, en la que murieron muchos y el resto, pereció
asfixiado por el humo y quemados.
González le dijo a la junta que si era puesto en
libertad condicional, viviría con un pariente que no identificó, pero el panel
alegó también que él no ha hecho ningún esfuerzo para superarse en la cárcel,
como estudiar el bachillerato o aprender inglés.
En noviembre del 2016, puede repetir la petición.
El próximo miércoles, se celebrarán varios actos de
recordación a las víctimas.
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