NUEVA YORK._ Más de 700 feligreses dominicanos y
haitianos, asistieron a una misa denominada “por la paz y la justicia en
República Dominicana y Haití”, oficiada en la catedral de Brooklyn por el
obispo Nicholas DiMarzio, quien leyó la homilía en inglés, español y creole.
“El propósito de esta liturgia, no es entrar en una
discusión política, sino el de reunir a las comunidades y orar por la paz y la
justicia en las dos naciones, mayoritariamente católicas y cuyos ciudadanos
comparten la isla La Hispaniola”, dijo el obispo.
“Esta noche, nos reunimos con la comunidad dominicana
y haitiana en la diócesis de Brooklyn, para orar en solidaridad por la
situación actual que se ha desarrollado en la República Dominicana, donde los
haitianos han vivido durante más de un siglo en paz con sus hermanos y hermanas
dominicanos”, expresó el prelado católico.
Pero al ofrecer un panorama general de la situación
migratoria de los haitianos, el obispo señaló que “la crisis implica la
deportación de haitianos que nacieron y trabajan en la República Dominicana”.
El sacerdote dijo que “el fallo de la Corte
Constitucional, también afectó aquellos que están indocumentados, que es muy
similar a la a la situación que enfrentamos en nuestro propio país”.
El obispo sostuvo que “estos trabajadores
indocumentados, que eran bienvenidos para que trabajaran y encontraron trabajo
en un país que necesita su trabajo, pero ahora ese mismo país, desea
expulsarlos”.
Manifestó que “más grave aún es la derogación de la
ciudadanía basada en el imperio de haber nacido en el país, mientras aquí los
nacidos aquí, en Estados Unidos, aseguran la ciudadanía americana”.
El obispo DiMarzio, expresó que “la misma ley en la
República Dominicana, estaba vigente hasta el momento en que fue rescindida y
ahora debe ser por sangre de los que ya son ciudadanos dominicanos. Por tanto,
es necesario que cualquier persona debe ser hija o hijo de padres dominicanos
para poder tener la ciudadanía dominicana”.
Comparó el escenario con la enseñanza de la iglesia
católica sobre la inmigración, diciendo que “la posición de la iglesia ha sido
la de que debe dárseles a los inmigrantes la ciudadanía, después que cumplan
con los requisitos civiles de la tierra en la que han nacido”.
Agregó que “negarles la ciudadanía a los nacidos en
una tierra, ha generado protestas contra ese tipo de leyes en todo el mundo”.
El
obispo estuvo acompañado en el altar por el diácono haitiano Deacon
Yvon Aurelien y el dominicano José Henríquez, para que leyeran pasajes
de La Biblia.
Henríquez, fue ordenado como sacerdote días después de
a misa.....Seguir leyendo siguiendo-lanoticia
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