NUEVA YORK._ La emblemática plazoleta Juan Pablo
Duarte de la calle 170, entre avenidas Broadway y Saint Nicholas, fue el
escenario ayer miércoles de un agresivo enfrentamiento verbal entre dos grupos
de criollos, que se enfrentaron por la situación migratoria de los haitianos en
la República Dominicana, y gracias a la intervención de policías del cuartel
33, no llegaron a las agresiones físicas, aunque varios de ambos lados, se
“cuadraron” en actitud desafiante y con visible decisión de pelear.
El origen del enfrentamiento fue una conferencia de
prensa convocada por el grupo “Patria es Humanidad”, que defiende a los
haitianos y es dirigido por el sacerdote José Lantigua, de la Iglesia
Protestante Unida de Cristo en Manhattan y otros activistas comunitarios,
quienes leyeron un documento en el que criticaron la “desnacionalización” de
los hijos de haitianos nacidos en la República Dominicana.
En el momento en que daba inicio la conferencia,
aparecieron de repente varios activistas encabezados por Santiago Piña y Máximo
Padilla, el segundo presidente del Comité del Dominicano en el Exterior
(CODEX), quienes voceaban a todo pulmón “¡Viva la patria, abajo los
traidores!”.
En un intento por boicotear la actividad, los
“patriotas”, también lanzaban consignas contra los “enemigos” de la República
Dominicana e intentaban acallar sus voces.
Fue cuando un joven no identificado fue a reclamarles
que no podían estar en el área en la que se ubicaron, muy cerca de la mesa
principal y la respuesta del reclamante, fue una actitud de “cuadre” como
buscando pelea, por lo que fue enfrentado por varios de los boicoteadores.
Otros, se contagiaron e imitaron la actitud de los
primeros, quienes se insultaban entre sí.
Los policías, al ver que “el agua” casi se desbordaba,
actuaron alejando a los que respaldan el plan migratorio a una distancia
prudente y pusieron barricadas improvisadas para cercarlos, usando bidones del
Departamento de Obras Públicas que están dispuestos en un tramo de la
intersección por trabajos en la avenida Saint Nicholas.
Los solidarios con los haitianos, desplegaron una
bandera dominicana de visible tamaño y sus contrarios llevaron varias
insignias, carteles y pancartas en las que atacaban a los críticos del gobierno
por las leyes migratorias que se ejecutan en este momento.
LA PROCLAMA
El reverendo Lantigua dijo que “hoy, lo que nos trae a
este lugar no es un tema personal, sino uno que tiene que ver con nuestra
humanidad”.
Añadió que “todo el que tiene hambre y sed de
justicia, tiene que escuchar lo que es el clamor de la gente. Nadie tiene razón
alguna para sentirse incómodo, porque haya nacido en un país específico. Mis
hijos, hijos de dominicanos nacieron en Nueva York y al nacer en Estados
Unidos, son ciudadanos americanos. La constitución dominicana les da ese
derecho”.
El sacerdote agregó que “por razones humanas y no
políticas a nuestros hermanos haitianos desplazados y que buscan trabajo en la
República Dominicana, tenemos que decirles bienvenidos y gracias por el trabajo
que han hecho y tenemos que luchar por ellos”.
Aclaró que el movimiento “Patria es Humanidad” no
tiene que ver nada con ningún partido político.
La señora Mónica Zapata, leyó un documento en el que
el grupo dice que “los dominicanos y dominicanas, residentes en Nueva York, que
nos hemos visto forzados a emigrar en busca de mejores oportunidades, que nos
han sido negadas en nuestro lugar de origen, empezamos nuestra protesta no sólo por la situación de los
inmigrantes del mundo de hoy, sino también por nuestros hermanos y hermanas
haitianos, víctimas de una oleada de agravios e injusticias, cometidos por la
actual política migratoria”.
El documento añade que “denunciamos la hipocresía
migratoria del mundo globalizado de hoy que promueve la inversión de capitales,
pero persiste en desconocer la libertad de movilidad de la principal fuerza de
la creación de riquezas”.
El movimiento sostiene en la proclama que ese
desconocimiento “es una manera de sobreexplotar la mano de obra de inmigrantes
y Estados Unidos, es sólo uno de esos casos del impacto positivo de los
inmigrantes”.
Explica que
“sin embargo, estamos compelidos a
reconocerles a todos los países su derecho y libertad de establecer políticas
migratorias, si el derecho del estado dominicano de tratar de reordenar el caos
y la anarquía creados y promovidos por los gobiernos y las grandes
corporaciones privadas”.
Precisa que “la República Dominicana durante casi un
siglo, tuvo políticas migratorias orientadas a favorecer la industria azucarera
y posteriormente la agricultura y la construcción. Por ello, actuó
deliberadamente para facilitar e introducir el tráfico ilegal de la fuerza
laboral escasa, a través de los contratos binacionales”.
Sostiene que eso se hizo “con el único interés de
someter a condiciones de semi esclavitud a dichos trabajadores a los que
durante largos años, se les pagaba un promedio de $1 dólar por cada tonelada de
caña cortada y así mantener el flote principal de la industria generadora de
divisas en esos años”.
Dijeron que esa situación creó una situación de caos y
una enorme deuda social, al extremo de que los haitianos en la República
Dominicana, sólo han sido fuente de enormes riquezas para la sociedad
dominicana, tanto ayer como hoy.
“Estimaciones recientes demuestran que su aporte
actual al Producto Interno Bruto (PIB), asciende a $116.000 millones al año.
Desde 1929 debieron ser tratados como simples inmigrantes ilegales,
reconociéndoles los derechos ganados con sangre y sudor por esos trabajadores”,
agrega el documento.
El grupo concluye el documento diciendo que “gracias a
la presión nacional e internacional, el gobierno de Danilo Medina, ha tratado
de atenuar el impacto negativo de ese mandato e introdujo la ley 169 para
identificar a 55.000 extranjeros asentados en el registro civil nacional, pero
excluye a gran parte del 75% de los 112.000 dependientes identificados en la
encuesta nacional de inmigración del 2012”.
Criticaron que el gobierno sólo otorgara residencia a
2.700 cañeros pensionados y ofrece reconocer a otros 5.000, excluyendo a 55.000
braceros que normalmente utilizaba la industria azucarera.
También hablaron el sindicalista dominicano Edison
Severino, secretario general del Sindicato de Trabajadores de Asbestos, Plomo y
Materiales Peligrosos en Nueva York (local 78), el activista Félix Severino y
otros participantes.
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