10.18.2015

El dame lo mío y la repartidera

Un poderoso síndrome parece que vuelve loco a todos y todas en política. El dame lo mío y la repartidera se han apoderado del razonamiento y todos los signos vitales de mucha gentes.


El clientelismo en su más absurda expresión se ha apoderado la política con grandes dotes de desesperación, rapacidad y de manera desconsiderada, sin límites a toda la población.

Parecieran que andan hambrientos, sedientos, desesperados. Sobre ellos, se ha despertado un pandemonio de ambiciones personales desmedidas, en el entendido que la política es la forma más fácil de ascenso social y económico.

Pareciera que todo el mundo quiere aspirar, mejor dicho,  necesita ser candidato, no importa por cual partido,  ni las posibilidades o los objetivos. Solo quieren ser candidato.

Ser candidatoEl objetivo y el único fin es ser Candidato, por serlo, Nada Más. Todo el mundo quiere ser candidato, justo cuando es más difícil. Cuando hay más incertidumbre sobre el actual proceso electoral, justo cuando el costo de sustentar una candidatura es más alto y la única forma de hacer campaña es el dame lo mío y la repartidera.

Quemando la Nave

En medio de esa desesperación y pérdida de la razón un grupo ha comenzado a quemar la nave por un  supuesto avistamiento de tierra. 

No saben si pueden llegar a nado, o  si tendrán oportunidades en las nuevas tierras.
Muchos dirigentes creen que son populares o que pueden ganar las elecciones por sí solos, que no le importa su partido ni lo que piensen los electores  los que les están observando.

El problema será después del mes de febrero cuando tengan que afrontar una campaña, que al igual que las anteriores promete estar marcado por el mismo síndrome que le devora, el clientelismo y el dame lo mío que estamos en la zafra de la repartidera.

 El problema será cuando tengan que afrontar una campaña frente oponentes dispuesto a usar y abusar de cuantiosos recursos, ya sean de la oposición del Gobierno porque la principal condición para ser candidato es ser rico, mucho mejor si hizo al vapor, porque menos les duelo el dinero a gastar.

Una campaña con poca o ninguna regulación del uso y abuso de los recursos del estado, de recursos privados de dudosa reputación, y sin ninguna regla que impida la aplicación de manipulaciones al mismo proceso desde diversos ángulos.

Cambiemos la forma y el fondo

La forma de hacer campañas electorales en la República Dominicana, embadurnando, colocando miles de vallas y afiches, haciendo mano a mano, cara a cara, caravana y otras terminarán por agotar los candidatos y secuestrar el ejercicio político en manos de grupos de poderosos.

A eso se agregan las repartidera de recursos y el pago de una nómina de activistas que son los canalizadores directos  de “El dame lo mío y la repartidera”,  las compras de voluntades para ejercer o dejar de ejercer el voto que han terminado en una democracia secuestrada por grupos de poderosos cuyas fortunas tienen dudosos orígenes.

Secuestrada por élites políticas, religiosas y económicas que cada cuatro años hacen su zafra  descuartizando el Estado o financiando candidatos para comprometerlo con los privilegios que disfrutan.  O bien sea, para cerrarle el paso cualquier reclamo, ley, iniciativas o acciones que puedan reducir sus privilegios.

Y la respuesta del pueblo, ahogado en su decepción ha sido equivocada,  pues ha sido la indiferencia. La indiferencia ante las carencias de alternativas.



Por  Amable Grullón



lainformacion.com.do

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