Carmen Dionelys Martínez Bonilla, una joven de 20 años con un embarazo de 20 semanas y oriunda de una comunidad rural de Puerto Plata, murió en el hospital Presidente Estrella Ureña de Santiago porque los médicos no interrumpieron el embarazo a pesar de que su vida corría peligro.
La Constitución dominicana prohíbe la interrupción del embarazo en cualquier etapa; lo considera un crimen. La joven muerta, quien era falcémica, tuvo complicaciones desde el inicio de la gestación....seguir leyendo hoy
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