TILORY, Haití.- Niños con ropas polvorientas corren al lado de los todoterrenos, para pedir unas monedas, cada vez que se aproximan a una de las diminutas y paupérrimas aldeas que se esparcen por la carretera de montaña compartida entre República Dominicana y Haití, en el lugar más olvidado de la frontera.acento.
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