12.13.2021

Llegó Fellito y dijo que sí volvía...

 


Todas las navidades, Fellito regresaba a la media isla. A la Caracas con Duarte, su barrio de origen. 

 Allí aprendió a la mala a ser sastre. Se pasó la adolescencia arreglando ruedos de pantalones y zurciendo botones ajenos en uno de los callejones de la Ravelo. La pasión de Fellito era ser bongosero como el joven Roberto Roena, la maravillosa máquina del tumbao y el guaguancó de Cortijo y su Combo , muy de moda a principios de los 60. No te cambies que no vas, Fellito, le decía al oído la puta vida. Lo tuyo es ser sastre en Nueva Yol./acento.

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